Todavía no recuerdo bien,
cómo llegué hasta aquí,
fue hace tanto tiempo,
que la visión del pasado es como un sueño borroso
que se desvanece de mi mente sin parecer importarle,
ni siquiera a mi…
Me despierto todas las mañanas y el ayer,
parece esfumarse como tinta mágica que desaparece,
segundos después de ser trazadas en el papel
y lo único que siempre permanece,
es tu imagen frente a mi,
como el primer día,
si alguien recuerda ese momento con exactitud.
De lo poco que recuerdo siempre,
como relámpagos que destellan por instantes,
es el momento nervioso con el que elegías ese vestido,
la emoción candente que reflejaba tu mirada
y la vergüenza escondida en los tomates frescos de tus mejillas,
que solo me inspiraban degustarte entera,
en una ensalada Capresa con abundante aderezo de caricias balsámicas…
Aquel peinado de princesa a punto de comenzar su envestidura de reina,
era como un boceto de Miguel Ángel,
antes de iniciar a trabajar la Capilla Sixtina,
un artista, cientos de ayudantes
y un lienzo magistral a punto de convertirse en una obra maestra sin descubrir…
que relámpagos tan vivos!, cuantas nubes tan grises…
Todavía no recuerdo bien como llegué hasta aquí,
quién me encarceló en este marco de limites abismales,
quién me condenó a una vida de olvidos,
a un pasado ausente,
a un yo que no conozco,
a un tiempo incalculable perdido en emociones abstractas,
a una imagen de mi que ya no se refleja,
ni siquiera en el cristal que me rodea…
Recuerdo tímidamente,
un destello de emoción que opacaba mi visión futurista,
la cual, no extraño ni de juego,
porque olvidé la razón de la emoción misma.
Es como un intento frustrado de volver al yo vestido de pianista,
tratando de visualizar,
en cual armario de mi vida,
olvidé mis polvorientas partituras.
Si en el día de hoy tratara de armar este rompecabezas
antes de que el alba vuelva a borrar los diminutos instantes del hoy,
pensaría, que hubo una época donde fuimos felices,
compartimos momentos, disfrutamos nuestra soledad acompañada
y borramos las cicatrices que nuestras historias individuales,
sanaban con una sonrisa inocente de un nuevo amanecer,
de un nuevo papel por escribir,
de un nuevo vaso por consumir,
de crear un hoy que mañana fuera pasado,
sin necesidad de matar su recuerdo,
tal cual como amanecen mis días,
sin pinceladas que saborear.
No sé con certeza,
si el cristal que nos separa,
es quizás el causante de nuestra mutua amnesia,
no sé si romperlo ahora,
pueda devolvernos el sueño imaginario,
de un pasado, presente y posible futuro
lleno de cosas palpables que formen parte de nuestra historia,
parte de nuestra individualidad conjunta,
de ser y no ser,
de aprender y comprender,
de simplemente, querer recordar,
como fue que en un principio,
llegamos hasta aquí…
Mientras más busco por la respuesta adecuada,
más me alejo de tu mirada,
ya no me detengo en tus detalles,
mi visión de desvía a los alrededores
y descubre los escombros de aquella tormenta de nubes grises,
rodeada de los únicos relámpagos que se divisan en mi interior,
descubren, un hogar apagado en la mentira de llamarle hogar,
paredes frías que nos rodean hipócritas con el cantar diario de los gallos,
aquella alarma de la naturaleza,
que resetea nuestros recuerdos de un nunca fue
y nos obliga a vivir,
sin sentido, sin pasado, sin futuro,
en un eterno presente,
que solo busca la solución,
en el marco de madera gastado que encierra tu foto olvidada,
del día en que me encadené a ti.
Galop./
9/9/08.-
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