Cuando se es papá de una niña,
tu vida cambia tan rápido como el “tutú” se convierte en mini falda,
las zapatillas de ballet en tacos de traje largo
y los cuentos de hadas,
en diarios de una mujer independiente…
Cuando se es papá de una niña,
esta se convierte de inmediato en una princesa,
aquella que quieres mantener en una burbuja
que la mantenga aislada de todo mal,
de todo aquello que amenace con robarle su sonrisa,
aunque sea por un segundo.
Se convierte en tu centro
y tu reino se enfoca única y exclusivamente en su felicidad,
cuando eres papá de una niña,
la fantasía deja de ser una cuestión de ficción
y empiezas a hacerla realidad.
Cuando se es papá de una niña,
empiezas a ver como entre juegos,
ella sueña con su Príncipe Azul,
aquel que te venden en los cuentos
que tu mismo le has leído por años,
empiezas a preocuparte,
empiezas a envejecer,
vuelves a rezar, vuelves a rogar,
que encuentre a ese Príncipe,
que la trate mejor que tu,
que le convierta su fantasía y la tuya en realidad…
Cuando se es papá de una niña,
sufres cada golpe que ella recibe,
lloras cada desilusión que enfrenta,
ríes para que siempre confíe,
la abrazas cada vez que puedes,
la peinas, la bailas, cantas con ella,
dejas que te maquille o te pinte las uñas,
dejas que te robe el corazón,
porque sabes que sólo late por ella…
Cuando se es papá de una niña,
después de un tiempo,
la vemos volar del nido y nos cuestionamos,
¿hice lo correcto?, ¿la consentí demasiado?,
¿logrará conseguir algún día a su Príncipe Azul?,
¿será el mismo que ella siempre soñó?,
¿habrán cambiado sus sueños?,
¿qué pensará ella de mi hoy?...
Esta noche de una manera casual,
como esas que el hippie sabe hacerme en esta época,
me respondieron estas preguntas,
desde un valle no muy lejano…
Cuando eres la niña de papá,
aprendes a leer en su mirada,
que su mundo eres tu,
que cada vez que te soplaba una herida,
lo hacía para alivianar su propio dolor,
que cada lágrima que te secaba,
el la derramaba por dentro,
que cada vez que te peinaba,
era su excusa para acariciarte…
Cuando eres la niña de papá,
empiezas a soñar con tu Príncipe Azul,
aquel que el mismo te contaba en tus cuentos favoritos,
empiezas a diseñarlo tal cual lo quieres,
empiezas a darte cuenta de quien se trata…
Cuando eres la niña de papá,
imaginas a tu Príncipe Azul,
con su sonrisa de confianza
tatuada en otro rostro,
la fuerza de sus abrazos
en los brazos de otro,
sus palabras de aliento
en la respiración ajena,
cuando eres la niña de papá,
descubres que ningún Príncipe Azul,
logrará destronar al Rey de tu corazón,
cuando eres la niña de papá,
entiendes que los cuentos de hadas,
los castillos de sábanas y las eternas aventuras,
no fueron sueños, ni ficción,
cuando eres la niña de papá,
no importa cuanto tiempo pase,
ni cuantos “príncipes” se tropiecen en tu camino,
cuando eres la Princesa de Papá,
siempre existirá un solo Rey en tu vida…
Cuando eres el papá de una niña,
te conviertes en su primer amor,
cuando eres el papá de una niña,
se convierte simplemente,
en tu único amor,
porque ella siempre será,
la Niña de Papá…
*Inspirado en una conversación con “Una niña de Papá”…
Galop./
Diciembre 14, 2015
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