Recuerdo hace solo un par de años estar conversando contigo en la sala de la casa club como solíamos hacerlo muy a menudo. Compartíamos una copa de líquido escarlata, también como acostumbrábamos a hacerlo a menudo... hablábamos de nuestros desamores y la resignación de nuestra eterna soledad y aquello de que no existe la felicidad completa...
Recuerdo el momento en que me comentaste tu decisión de exiliarte en busca de nuevos horizontes profesionales, la necesidad de cambiar de círculo, de respirar otro aire, las ganas de escapar.
Al escucharte, fue como cuando todo se ilumina y lo ves con claridad, recuerdo haberte dicho: “Te vas a ir, te vas a enamorar y te vas a casar”, me respondiste que si ya estaba borracho, “Cuando menos lo estés esperando...y será rápido y será lindo...”.
Volaste con esfuerzo propio, te lanzaste al vacío sin paracaídas y sin darte cuenta, caíste parada al lado de quien hoy es tu esposo, tu confidente, tu amigo, alguien que admiro y quiero porque te trata como te mereces, llegó... y la espera, no fue eterna.
Han cambiado de nido varias veces, han convertido sus vidas en una aventura, han sonreído, han llorado, pero juntos... ya las historias de desamores y soledad quedan como páginas a la izquierda en el libro de nuestros recuerdos, parte del proceso de aprendizaje, por aquello de que las cosas no pasan cuando queremos, sino cuando estamos preparados para ellas...la espera, no es eterna.
Hoy te escribo como si te estuviese hablando en aquella sala, paredes que fueron testigo de múltiples historias, te escribo como si estuviese descorchando otra botella, pero esta vez para celebrar y reír, repasar aquellas páginas que pensábamos eran tristes y hoy nos damos cuenta de la verdad innegable de aquella frase que dice: “Los puntos no pueden conectarse mirando al futuro, los puntos solo se conectan cuando miramos al pasado”... hoy estás esperando y la felicidad que traerá, sí será eterna...
Has sido más que una amiga, una hermanita, una confidente... has practicado tus dotes maternos conmigo y eso que yo tengo el doctorado en repoblación global!... Hoy estás radiante, llena de felicidad (literalmente!), hoy empieza la real aventura, hoy lloro como tantas veces lo hice en aquella sala, pero esta vez de felicidad y si me conoces, puedes imaginar mi cara mientras termino de escribirte esta nota... Te quiero!, mentira, te amo!, estoy como una lombriz por ti!, felicidades a los tres, admítelo, soy lo máximo, soy un gurú, soy Galop!, aquel que en aquella sala una vez te dijo, “La espera nunca es eterna...”.
“Para Bianny Poueriet Galarza”
Galop./
Diciembre 3, 2015.-
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