Friday, January 11, 2008

Cuentos para Sabrina

Dentro de la gran cantidad de cosas que escribo, he decidido incursionar en pequeños cuentos todos atados en un mismo sentido, la protagonista de las historias es siempre la misma, la reina de mi clan, la princesa Sabrina.

Aquí empiezan algunos de los que espero algún día, se conviertan en una compilación que completen, los "Cuentos para Sabrina".

Galop./

La Tienda de Rompecabezas

Hoy abre la tienda!, -gritó Sabrina- llena de emoción!. Hacía mucho que esperaba con ansias recorrer todos los pasillos llenos de sus rompecabezas favoritos y así, poder seguir ampliando su gran colección.

La noticia de la apertura de esta tienda había llegado hace mucho a la provincia de Badalona y aunque a muchos no le parecía un gran evento, para Sabrina era como una lluvia de estrellas en una tarde soleada de verano!...todo un espectáculo!.

Su mamá, la llevaba cada semana a pasear por el parque para darle de comer a las palomas, comían helado y como si fuera un acto de complicidad, pasaban siempre por el frente de aquella plaza donde pronto abriría sus puertas la tan esperada y maravillosa tienda…era una cuenta regresiva, que ambas, esperaban con pasión.

Ese sábado se levantaron más temprano de la cuenta, como si fuera la madrugada de navidad!, los brincos en la cama empezaron como a las 6:00 AM!, -Hoy la abren!, hoy la abren!- gritaban juntas Sabrina y su mamá, como si se hubiesen ganado la Euro-Loto!!!.

El desayuno fue espectacular!, hicieron huevos revueltos, compraron pan fresco a María en la panadería de la esquina, la cual, mientras despachaba el aromático baguette, le susurraba a Sabrina al oído: -Alguien me dijo por ahí, que hoy es el gran día!- , -Siiii!, respondió Sabrina emocionada!!!, por eso hemos decidido hacer un desayuno especial!-, -Lo sé!, respondió María, por eso les he preparado este pan mágico, para que todo salga al pié de la letra y es por eso también, que hoy, es gratis!... No es necesario María, -respondió la mamá de Sabrina-, Claro que si!, -dijo María con mucha propiedad!-, Hoy es el gran día y todo debe ser perfecto!, concluyó María mientras despedía a la emocionada pareja.

Jugo fresco de naranja y un rico chocolate caliente acompañaron la jornada mañanera. No eran ni las 8:00AM, cuando ya estaban ambas paseando por el parque haciendo hora para ser de los primeros en entrar. Las palomas las saludaban como todas las semanas con sus aleteos, solo que esta vez, eran mas bien como bostezos llenos de plumas y gorgoteos.

Mientras se acercaban a la gran plaza, grande fue la sorpresa para ambas, pero no por la cantidad de niños que ya estaban ahí con sus padres, incluyendo un grupo de un orfanato que eran los invitados especiales de esta gran apertura, sino porque nadie reía, no había algarabía, ni música, ni caras felices, sino todo lo contrario…

En un rincón de la plaza, sentado en un costado, estaba un señor de unos sesenta y tantos años, con cara de rompecabezas de mil piezas, triste y con el aura opacada. Alrededor de el, se encontraban los empleados de la nueva tienda, entre sus bellos uniformes de parches de colores simulando rompecabezas, se podía notar que no habían dormido y que hacían vigilia junto aquel encantador señor, mientras dos lágrimas recorrían sus imperfectas mejillas.

Qué pasa mamá?, -preguntó Sabrina-, no sé princesa, pero déjame preguntarle al señor que parece saber que está ocurriendo.

Al acercarse junto con Sabrina, el acongojado señor levanto la mirada y sin esperar pregunta alguna respondió: -lo siento mucho!,nunca me lo hubiese imaginado-, lo cual, causó gran intriga en la madre de Sabrina, mientras se sentaba a su lado.

Sin necesidad de interrogar, el dolido señor empezó a relatar lo que pasaba sin quitar su vista al cielo: -mi gran sueño, desde que tengo uso de razón, ha sido poder brindarle a muchos, lo que pocos hemos recibido… nunca conocí a mis padres, murieron en un accidente donde el único que sobrevivió fui yo…luego pasé al cuidado hermoso de unas monjas del orfanato de San Fermín que me enseñaron, que la vida era un gran rompecabezas que Dios nos ponía a resolver a diario, hasta que descubriéramos lo bella que es la vida, independientemente de los obstáculos que en ella encontremos.

Todos los rompecabezas son de cosas bonitas y estampas felices, paisajes maravillosos de otoño, obras de arte, dibujos animados, casas en la pradera, la naturaleza, el sol, la luna, en fin!, todas las piezas que encierran las cosas más importantes de la vida!...y ese se convirtió en mi sueño, poder brindarle la oportunidad a todos los niños de descubrir esa belleza por sí solos, pero hoy, parece que no va a ser ese día.

Con los ojos aguados, la mamá de Sabrina no se atrevía a emitir ni un sonido y mucho menos voltear la mirada para ver a su nena, que escuchaba con mucha atención y gran intriga.

Hace dos meses estamos anunciando la apertura de nuestra tienda, -continúo contando el señor-, hemos trabajado de manera incansable en todos los detalles: la decoración, los uniformes, el personal perfecto, todo!, pensamos en todo, pero nunca nos imaginamos que el camión que traía los rompecabezas se podía dañar y no llegar a tiempo para hoy.

Las lágrimas no dejaban de correr por sus mejillas mientras continuaba la historia, -la mitad de los rompecabezas estaban destinados a ese grupo de niños del orfanato que ven ahí; cada uno de ellos soy yo…los payasos, el helado, los dulces y nosotros, estamos aquí, pero cómo les explico que las piezas más importantes no han llegado?, soy un fracaso, nunca me lo van a perdonar…

Transcurrieron cinco interminables segundos antes de que se escuchara la simpática y extrañada voz de Sabrina que preguntaba dirigiéndose al señor:
-lo que no he entendido hasta ahora, es cuál es el problema?, por qué no se puede abrir?-...todos la miraron extrañados como si no hubiese estado escuchando el relato, pero sin darle oportunidad a nadie ella siguió:, aquí estamos todos!, ustedes con sus lindos trajes, los payasos, el helado, los niños y los rompecabezas!, princesa -dijo el señor-, no me escuchaste decir que los rompecabezas no llegaron?, -pero van a llegar!-, dijo emocionada!, que mejor rompecabezas que preguntarse, dónde están las piezas?!!...la cara del señor empezaba a iluminarse mientras la nena seguía…

Los rompecabezas se convierten en problemas porque nosotros mismos dividimos las piezas!, y es nuestro trabajo volver a unirlas para poder ver la foto completa! Y la foto está aquí!, si los unimos a ustedes con los niños, los payasos con el helado y abrimos las puertas de la tienda, tendremos una gran fiesta, sin necesidad de armar piezas de cartón!.

Hubo una vez más un largo silencio que fue roto cuando Sabrina volvió a preguntar: entonces, a que hora abrimos?...Don Sebastián se puso de pié, se secó las últimas lágrimas que tenía (estas de alegría), levantó a Sabrina con un fuerte abrazo mientras reía y le contestaba: solo te esperábamos a ti para hacerlo!.

En ese mismo momento se abrieron las puertas de la tienda como acto de magia, mientras salía un gran grupo de payasos y mimos cantando y bailando, las luces se prendían pasillo por pasillo develando gigantescas góndolas repletas de preciosos rompecabezas de colores que parecían no tener fin y fue ahí cuando la pequeña Sabrina dudó y preguntó: no me había dicho usted que los rompecabezas no habían llegado?, a lo que Don Sebastián vestido de parches de colores y con el aura como arcoiris le contestó: “solo faltaba una pieza y la trajiste tu!”.

El día pasó como un sueño relámpago entre risas y amigos, pero no fue un sueño…no pasa un día sin que Sabrina y su mamá pasen por aquella plaza de Badalona, atravesando el saludo cordial de las palomas y le brinden una sonrisa mañanera a Don Sebastián y su tienda de rompecabezas.

Galop./
6/nov./2007

El Señor de la Escalera

Habían sido días difíciles, todos estábamos abrumados, pero la mayor preocupación, era la pequeña Sabrina…

A sus cuatro años, nos preocupaban los procesos de adaptación, no solo a los cambios de ambiente, sino a las situaciones inesperadas que nos trae la vida de sorpresa.

Ya teníamos un par de semanas en la nueva casa, un cajoncito de dos pisos mal puesto en medio de un gran patio que permitía el recreo de tres perros, un gato, múltiples plantas y arbustos que intentamos ornamentar y la compañía constante de insectos y especies endémicas que todavía no aparecen en los libros de biología.

Una tarde luego de un pasa día dominical entre amigos en aquel nuevo rincón, mientras nos despedíamos, Ángela, esposa de mi compadre, escucho a la pequeña Sabrina hablando sola en la escalera como en forma de susurro; con quién hablas Sabry?, -preguntó Ángela-, con nadie!, respondió con rapidez Sabrina, mientras corría cantando rumbo a su habitación.

Lo sucedido no tardó en convertirse en el tema de discusión de la noche. Me preocupa mucho –dijo la mamá de Sabrina-, a veces los niños refugian sus temores en amigos imaginarios y eso no me gusta; tampoco exageres! –dije con voz profunda-, tu nunca haz hablado sola?, -le pregunté a mi mujer-, si –respondió-, pero yo nací dañada de fábrica!. Las risas fluyeron y el tema quedó cerrado por aquel breve momento.

En los días posteriores Sabrina siguió conversando en la escalera, como si fuera su rincón predilecto para tal inusual tarea. Una tarde mientras cocinábamos llegó de manera silenciosa y bajó el volumen del equipo de música y volvió a la escalera; qué haces Sabry –le pregunté junto con su mamá-, es que el señor de la escalera me habla bajito y quiero escuchar bien…la piel de gallina no se hizo esperar, no solo en mi, sino también en la madre de Sabrina…nos miramos y empezó el rompecabezas.

Yo creo que la niña necesita un psicólogo, -exclamó la madre-, yo no sé –respondí-, quizás hay que darle tiempo, vamos a analizar su comportamiento, hablar con sus profesores del colegio y ver si es solo parte de su proceso de adaptación a toda la situación.

Así lo hicimos, pero para nuestra sorpresa, todo parecía bien. La pequeña Sabrina estaba más risueña que todos, los ojos le brillaban como aquel que se siente seguro y confiado, como aquel que no ha atravesado ningún obstáculo, era mas bien, la única que irradiaba paz en la casa completa. No obstante, no pasaba un día sin pasar su típico momentito conversando bajito con el señor de la escalera.

Aunque se veía radiante, ya no aguantaba yo mis lágrimas de solo pensar que la estaba perdiendo, que se me escapaba en aquella frontera entre la genialidad y la locura y que ni su madre, los psicólogos, los profesores, amigos y yo, habíamos podido ayudarla a sobre pasar todo lo acontecido.

Era tarde en la noche y los mosquitos ya empezaban su guardia cuando decidí darme el último sorbo de mi trago en aquel gigantesco patio, momento único en el que podía llorar a solas nuestra pérdida, sin que Sabrina y su madre presenciaran tal evento. Cerré las puertas, apagué las luces del piso inferior, subí a darle un beso a la princesa que dormía y cuando me disponía a apagar la luz de la famosa escalera, por primera vez, lo vi.

La piel se me erizó como aquel que ha visto un fantasma, las lágrimas me corrieron como ríos desbordados mientras caía de rodillas pidiendo perdón en aquella escalera…dos finas franjas de ventana dejaban atravesar la brillante luz de la luna, iluminando sus costados como si aquel bombillo encendido estuviese haciendo su trabajo en vano…me observaba fijamente a los ojos como todos los días que pasaba yo evadiendo su mirada, con aquella ternura del que te dice: “hasta que por fin nos encontramos”.

Me repuse luego de un tiempo indeterminable, dejé la luz encendida y me acosté al lado de Sabrina tratando de no despertarla, se volteo y me abrazo mientras entre sueños susurraba: -te quiero papá-.

Todos estábamos equivocados, no era la pequeña la que necesitaba ayuda, éramos nosotros los que estábamos nadando a la deriva, mientras a ella, ya se lo habían explicado todo.

No sé cuanto duró mi encuentro, solo se que aquella imagen colgada en la fría pared de la escalera, obra famosa que ahora no recuerdo ni su nombre, con una mano en alto y la otra en su corazón, me lo dijo todo y lo vi con claridad… “no te preocupes más, confía en mi y todo saldrá bien”, fue lo que me susurró con ternura, el Señor de la escalera…

Galop./
6/nov./2007

Tuesday, January 08, 2008

TAREA PARA UN AMIGO

“Que maravilla Goyo!, que maravilla!,
qué regocijo hermano, qué regocijo!...”

Dos líneas de un poema hecho canción,
de aquel autor que me brindó el privilegio de compartir,
una semana de “cortezías”,
hoy quiero recitarlas, repetirlas y dedicarlas,
hoy te dejo la tarea de encontrarla completa y disfrutarla,
hoy te dejo la tarea,
de empezar a soñar…

Para muchos, soñar, es solo imaginar situaciones irrealizables,
para algunos de nosotros,
soñar no es más que el “brainstorming” de un futuro,
que luego producimos y convertimos en realidad…
hoy te dejo la tarea,
de empezar a producir…

A partir de hoy,
las vitrinas que miras, son distintas,
las pantallas de plasma se reducen,
a dos monitorcitos estilo walkie-talkie,
la cama king que querías, se convierte en cuna
y tus ahorros para las vacaciones,
se transforman en college fund!,
hoy te dejo la tarea,
de aceptar tu realidad…

Las ojeras, ya no serán más,
los vestigios de una noche de fiesta,
serán más bien, el nuevo tatuaje,
de una moda madrugadora…
hoy te dejo la tarea,
de hidratarte la faz…

A partir de hoy,
los noticieros serán más alarmantes,
el mundo empezará a colapsar
y la vida ya no será como era antes,
hoy te dejo la tarea,
de empezar a envejecer…

Cuando empieces a soñar de nuevo,
notarás que tus sueños ya no son tuyos,
notarás, que cada uno que tengas,
contará con infinitos finales alternativos,
descubrirás, que no siempre vas a poder editarlos,
entenderás, que el guionista no eres tu…
hoy te dejo la tarea,
de empezar a rezar…

A partir de hoy,
te darás cuenta de que no estás preparado,
y lo peor de todo, es que nunca lo estarás…
para esto no se estudia, es más bien un juego,
y la jugada correcta son solo dos palabras: “All in!”,
es una apuesta, una estrategia que quisiéramos saber,
hoy te dejo la tarea,
de empezar a escribir…

Nunca podrás escribir el guión completo,
jamás lograrás hacer un libreto perfecto,
pero una cosa si puedes hacer,
cada paso, cada mirada, cada lágrima,
si, cada lágrima,
de esas que son nuestras y a las cuales nunca renunciaremos,
las puedes compilar en un derrame de grafito
que deja en el papel de nuestras vidas,
el lápiz de nuestro corazón,
aquel que sin dudarlo arrancarías de tu pecho con tus propias manos!,
para que ese nuevo juguetito que te mandó el hippie,
pueda latir por ti…

A partir de hoy,
te dejo la tarea de escribir tu renuncia,
de aceptar tu nuevo cargo,
de respirar más pesado,
hoy te dejo la tarea,
de aprender a ser papá,
hoy te dejo la tarea,
de empezar a vivir…

“A Juan Yamil & Marcelle”
Galop./
8/01/2008