Tuesday, September 30, 2014

Una Amiga, una Iglesia y el Padre Lucas...

Hoy me levanté decidido a dar ese paso que tanto he rezagado, ese acercamiento que tanto he criticado, llenar ese vacío que tanto tiempo ha perdurado…Hoy decidí re-encontrarme con Dios.

No en el sentido que todos pueden asumir, simplemente, quería pasar por su casa a visitarlo, lo malo era, que no tenía su dirección.

Justo antes de salir en mi búsqueda, una amiga me envía un mensaje de texto el cual cito textualmente, valga la redundancia: “Hoy es un lindo día para sonreír y dar gracias por todo”, el hippie y sus ángeles, que astuto…me mandó su dirección.

Al llegar a la iglesia, me sentí como un forastero que no se acordaba ni de la entrada, lo hice de manera sigilosa por una puerta lateral, me senté en el primer banco que encontré y alcé la mirada…que vaina…

Por un momento pensé que un pedazo de techo me caería sobre la cabeza o que mis manos empezarían a arder como el efecto de la luz en la piel de los vampiros, pero no. Empecé a conversar, me puse sincero, le pedí disculpas tratando de no perder la compostura y en medio del calor tropical que nos azota, entró la brisa fría que acarició mi espalda…las puertas y ventanas estaban cerradas.

Me puse de pié y caminé hacia la oficina para hacer unas preguntas, pero nunca llegué, me tropecé con otra oficina donde encontré al Padre Lucas que alzó la mirada al sentir mi presencia.

Al entrar a su oficina, sin mediar palabras, ni dar explicaciones, le pedí algo que necesitaba de el y con la misma cara escéptica que yo hubiese puesto me dijo: “¿Para qué lo necesitas?”…me rajé…

Fue un breve encuentro, algunos minutos…hablamos de Ecuador, el tiempo que ambos tenemos en el país, el bautismo, las ofertas ambíguas que la vida nos ofrece hoy y la necesidad de aprender a “Gerenciar” nuestras vidas…no podemos ser el resultado de las circunstancias, si no todo lo contrario, la felicidad según aquel Padre Jesuita que me mencionó, está dentro de nosotros y es ahí donde debemos buscar…ya la frase la conocía, llegó el momento.

Me reí, me sentí mucho mejor, yo lloro con todo el mundo, pero normalmente son conocidos y pasa entre tragos, de noche…con el Padre Lucas lloré de día, me rajé con un extraño que ya me conocía.

Salí de allí con un sentimiento de ligereza, me sentí aliviado, aunque seguía medio lloroso. Dice un gran amigo y hermano que cuando el carro se daña lo llevamos al mecánico y aunque la mayoría son chapuceros y ladrones en esa profesión, de vez en cuando aparece uno de verdad, profesional, sincero…el Padre Lucas es ese mecánico.

Gracias amiga porque sin saberlo y por otros motivos, te convertiste en el ángel mensajero de hoy…me mandaron la dirección contigo.

Todo gran viaje empieza con un primer paso, el mío empezó con buen pié, gracias a una Amiga, una Iglesia y el Padre Lucas…

Galop.-
Septiembre 30, 2014